miércoles, 23 de noviembre de 2011

Cla/Ra- cismo

La gente del metro es fea.
"Es porque son gordos" dice Mamá Araña.
"Es porque son curiches (negros)" opina La Viuda, pero además piensa que son rotos, lo noto por las caras que pone; aprieta los párpados como si no quisiera ni imaginarlo, se echa un poco hacia atrás y enseguida emite un sonido como "uuuuuuuuuuui". Indignación supongo.
Guapa se fijaría en los dientes, y al 90% de los pasajeros les recomendaría una ida urgente al Odontólogo. Pero Guapa no viaja en metro, ella tiene auto propio.
A mi en particular me molestan las espinillas, esas con la punta amarilla y que te hacen pensar porqué el dueño no se ha deshecho de ellas. También me desagradan bastante los lunares carnudos y si vienen con pelos mejor ni hablar.
Tengo la teoría que esto nos pasa por aburridos. En un camino de entre 20 a 60 minutos no hay nada que hacer excepto mirar (los humanos tenemos la tendencia de fijarnos más en los detalles feos que en los bellos).
Si hubiese una ley que nos obligara a hablar con el vecino de asiento, o con el de baranda en caso de estar de pie -así como las pegatinas que nos impiden fumar-, no habría tanta gente fea.
Pero eso no va a cambiar, porque nos da miedo que el de al lado piense que somos feos.

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